martes, 2 de octubre de 2012

El Momento Perfecto


A lo largo de mi camino en el sendero espiritual y, a veces, en la vida en general he escuchado a muchas personas hablar del “esperar el momento perfecto”. Como algo mágico que se espera, una señal que aparece y que nos indica el instante adecuado para actuar, en un tiempo que parece predestinado para que acontezca aquello que deseamos.
Pero, ¿Cuál es ese momento? ¿Existe realmente? Veo a tantas personas obsesionarse una y otra vez con las situaciones en su vida, con los cambios que no han logrado, con las palabras que no han podido decir o con las situaciones que no han podido disfrutar. Me declaro culpable de haber experimentado esas sensaciones, de aferrarme a ellas. Sin embargo, Dios tiene otro mensaje, uno que pocas veces escuchamos y cuando lo hacemos pocas veces ponemos en práctica: el momento perfecto sí existe, el momento perfecto es ahora.

Sincronismos, intuiciones, planeaciones, metas y objetivos, por supuesto que funcionan y son importantes. Pero lo que no funciona es el extremo, el engancharse a la idea neurótica de la perfección concebida desde nuestra percepción a veces limitada como seres humanos. Me refiero a las ocasiones en las que no actuamos porque “no es el momento adecuado”. Más allá de eso me refiero también a las ocasiones cuando no valoramos y disfrutamos el verdadero momento adecuado. Decimos: “no puedo empezar hoy, empezaré la próxima semana” “ya es tarde, mejor mañana” “se acerca el próximo año, es una nueva oportunidad”. Los que creen y trabajan con energías a veces caen también en este patrón de pensamiento: “la luna no está en la fase adecuada, esperaré” “mi signo no ha entrado al planeta adecuado, esperaré”. Otras religiones no están exentas: “Dios no ha dado confirmación” “Dios tiene todo en control”.

No descalifico en ningún momento todas estas concepciones, pues todas tienen algo de verdad. Pero sólo si nuestra intuición está abierta a la voz del universo comprenderemos cuando verdaderamente hay que esperar. Busquemos esa voz entonces, esa voz interior que nos está diciendo que, independientemente de los planes, Dios tiene un momento sagrado y ese momento es aquí y ahora. Cada momento actual es un regalo de Dios, por eso lo llaman EL PRESENTE, y es digno de valorarse y disfrutarse.

Por algo dice la Biblia: “Que las misericordias de Yahvé jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; nuevas son cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! (Lamentaciones 3:22-23).